El ex presidente de la Nación doctor Carlos Saúl Menem recibe a La Tecla en su oficina de la concesionaria Toyota que la familia tiene en Núñez, justo enfrente de la cancha de su amado River Plate. 

Allí abundan los recuerdos; fotos familiares; una réplica exacta de “La Gran Argentina”, la lancha que consagró a Daniel Scioli como campeón mundial de offshore; y un espacio especial dedicado a Carlitos. Una especie de altar, donde el doctor Menem exhibe con orgullo los cascos que usaba su hijo para correr, fotos de cuando él era pequeño, las miniaturas de los autos, etcétera. 

Pisando casi los 86 años, el ex Presidente se anima a decir con seguridad que la muerte de su hijo se trató de un atentado. Atentado que atribuye “a los enemigos”. Conmovido por el tema, Menem se quiebra en varios momentos de la charla, aunque, con la fortaleza seguramente devenida por el paso del tiempo, logra salir airoso de los mismos. 
Un repaso por los principales hechos de sus diez años de gobierno, las críticas a la gestión actual, las explicaciones sobre los acompañamientos en el Congreso, la visión sobre el Mercosur y Latinoamérica, la relación con Estados Unidos y su vida familiar; un mano a mano extenso con Carlos Saúl Menem, una parte de la historia argentina. 

-¿Cuál fue el mejor sueño cumplido en toda su trayectoria de vida?
-Algo que me trae satisfacción y nostalgia fue haberme recibido de abogado, y después, llegar a la gobernación de la provincia de La Rioja, y, por supuesto, a la presidencia de la Nación.

-¿Cómo es la rutina de un ex Presidente?
-Tranquila. Dedicado mucho a la lectura. Antes mi vida pasaba principalmente por el estudio, a nivel nacional e internacional; sin descuidar el deporte. Siempre practiqué deportes: rugby, básquetbol, vóley, boxeo; hacía de todo. Me gusta el deporte, lo veo, me emociono realmente con River Plate.

-¿Cuáles cree que son sus fortalezas y cuáles sus debilidades?
-Fortaleza, el reconocimiento de lo que siempre decía. No mentía en nada si no sabía, tenía que conocer las cosas, explorar y así ver si convenía el crecimiento. Así llegué a la presidencia de la Nación, siempre con éxito; ya todo el mundo sabe, no fue fácil, me tuve que hacer cargo seis meses antes porque Alfonsín decía “todo está en orden”. Me hice cargo para estabilizar el país y evitar el golpe de Estado.

-¿Qué anécdota a nivel personal recuerda que sea un ícono dentro de su gestión? 
-Como anécdota personal tengo una enorme cantidad de amigos, de gente que me fue acompañando, que iba creciendo a medida que avanzaba la gestión de gobierno y que me ayudaba a mantenerme firme.

-Pasemos al ámbito familiar. Durante mucho tiempo usted dijo que la muerte de Carlitos había sido un accidente. ¿Por qué ahora, después de tanto tiempo, dice que fue un atentado?
-No tanto tiempo, siempre tuve seguridad de que fue un atentado, siempre lo supe. Los impactos de bala los vi yo, no me los contaron, vi el balazo en la cabeza. 

-¿Consideró el hecho de que se haya tratado de un ataque hacia usted? Como era una cuestión de seguridad nacional ¿prefirió preservar a la Argentina por encima de decir que había sido un atentado?
-No. Un atentado fue, justo donde más dolió, un chico sano, deportista, que anduvo recorriendo el mundo, que demostró su capacidad como automovilista. Así que fue un golpe muy pero muy duro, que no se puede superar. 

-¿Le da verosimilitud a los dichos de la supuesta amante de Pablo Escobar que indican que desde el cartel de Medellín atentaron contra la vida de Carlitos?
-No, absolutamente no. 

-¿Recibió alguna amenaza alguna vez del cartel de Medellín?
-No, no. 

-¿A quién le atribuye el atentado? ¿Argentina estaba preparada para recibir la noticia sobre un atentado de esa magnitud?
-Para empezar, la pérdida de un hijo no se supera jamás; es un dolor importante que le atribuyo a los enemigos que siempre surgen. Por más que uno nunca se ha-ya abierto, existen enemigos, y esos enemigos, creo yo, estoy seguro, atentaron contra la vida de mi hijo. 

-¿Pero no tiene identificado desde qué sector pudo haber venido?
-¿De dónde? (el doctor Menem se quiebra. Visiblemente nervioso pide agua, un café, y evita contestar la pregunta). 

-¿Hay algo de lo que se arrepienta?
-No. Todo lo que hice fue bueno, consciente y sabiendo de antemano lo que ha-ría. Me pude haber equivocado, es lógico, porque soy una persona, como todos; pero todo lo que hice fue de buena fe, traté de no perjudicar a nadie, y creo que así fue, por algo llegué a la Presidencia.

-Mirando a la distancia su gobierno, ¿qué cambiaría de todo lo hecho?
-A esta altura del partido no quisiera equivocarme, en todo caso el periodismo sacará sus propias conclusiones. 

-Teniendo en cuenta que hoy los códigos de la política son muy distintos, ¿quién considera que fue un digno adversario?
-Siempre digo “la casa está en orden”. Soy un hombre de principios, cuando gané las elecciones me fue a visitar, yo ya estaba en la quinta presidencial, hay algunas fotos con él, conversamos largo y tendido, de todos los temas de Argentina. 

-¿Qué se siente ser el Presidente que nunca perdió una elección?
-Orgullo de no haber perdido jamás una elección, aunque parezca mentira.

-Por último, ¿qué les desea a todos los argentinos para 2015?
-Les deseo toda la felicidad del mundo a partir del trabajo y de las grandes realizaciones, teniendo en cuenta que es fundamental la reinserción de Argentina en el resto del mundo. La verdadera política, decía Perón, es la política internacional, la que se juega adentro y afuera de la República Argentina.

Nota completa revista La Tecla nº 606