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17 de enero de 2015

Un tifón obligó a Francisco a dejar Tacloban

El fuerte temporal provocó la muerte de una voluntaria que ayudaba en la misa celebrada en la ciudad filipina de Tacloban que ya había sido destruida por otro tifón en 2013. El Papa debió regresar a Manila antes de lo previsto. Un avión de la comitiva presidencial sufrió un accidente

Una mujer que trabajaba en la organización de la misa del papa Francisco en Tacloban murió al caer una torre de parlantes cuya estructura cedió ante los fuertes vientos que azotaron la región durante la visita del Sumo Pontífice, quien debió abandonar la ciudad antes de los previsto rumbo a Manila, capital de Filipinas.

La víctima es una joven de 21 años que recibió el impacto de la estructura en el pecho, explicó el padre Amadeo Alvero, vocero de la Arquidiócesis de Palo. La torre de audio cedió ante el viento y mató a la joven Además, el avión que trasladaba a parte del gabinete del presidente Benigno Aquino y su seguridad terminó despistado en el aeropuerto. No hubo heridos, pero el aparato sufrió serios destrozos y el incidente deja en claro la fuerza del tifón y el peligro al que estuvieron expuestos los miles de fieles y la comitiva que encabezó Francisco, en una de las regiones más afectadas históricamente por estos fenómenos.

Además el avión de la comitiva presidencial quedó en el pasto y partes de su fuselaje quedaron esparcidos en la pista.El papa celebró una misa con gran recogimiento este sábado en la región del centro de Filipinas devastada por el supertifón Haiyan, orando por las víctimas y los miles de damnificados que sobrevivieron, más de un año después de la catástrofe, pero a causa de una tormenta adelantó su regreso a Manila. El Sumo Pontífice, llegado al aeropuerto de Tacloban poco antes de las 9:00 locales 1:00 GMT, partió nuevamente hacia la capital sobre las 13:00 tras encontrarse brevemente con algunos sobrevivientes, constataron periodistas de la AFP.

El Papa desafió una peligrosa tormenta en la tierra de las peores tormentas del planeta Francisco ofició la ceremonia en el aeropuerto de Tacloban ante una numerosa muchedumbre que fue a recibirlo, a pesar del viento y la lluvia debidos a la aproximación de una tormenta tropical. Los peregrinos, entre los cuales los organizadores distribuyeron cobertores de plástico de color amarillo, aclamaron al Sumo Pontífice quien también vestía sobre su sotana blanca un impermeable transparente. Llegado el jueves a Filipinas, Francisco, con una amplia y apretada agenda, a continuación debía almorzar con 30 sobrevivientes y tenía previsto visitar una iglesia, pero las precipitaciones pluviales y el viento, que aumentaron al cabo de las horas, lo obligaron a regresar a la capital filipina. "Y, cuando vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí y enseguida decidí hacer el viaje (...) Quise venir para estar con ustedes. Un poco tarde, me dirán, pero estoy. Esto, para decirles que Jesús es el Señor y que Jesús no defrauda", aseveró en un discurso en español cargado de emoción. Situada en la isla de Leyte, a 650 km de Manila, Tacloban fue el epicentro del tifón, que provocó los vientos más violentos hasta ahora registrados en el mundo. Conocido en Filipinas como Yolanda, en 2013 Haiyan provocó 7.350 muertos y desaparecidos, así como enormes daños en las infraestructuras en una de las regiones más pobres del país. Unos 14 millones de personas, o sea, alrededor del 15% de la población nacional, viven en la zona arrasada, dedicada a la agricultura y la pesca. Millones de ellos no cuentan con un techo ni medios de subsistencia, y están expuestos a enormes peligros en caso de producirse otra gran tormenta. "¡Padre!, puede decirme alguno de ustedes, ¿porqué perdí mi casa, mi familia, porqué estoy enfermo...? Es verdad eso que decís y lo respeto. Pero lo veo a Jesús allí clavado (en la cruz), y Él desde allí no nos defrauda". "No tengo palabras que decirles. Él (Jesús) sí sabe. Muchos de ustedes se habrán preguntado por qué Señor, y a cada uno Él le responde desde el corazón (...) Hagamos silencio, miremos al Señor porque Él pasó por todas las cosas. Yo marcho junto a ustedes en silencio", añadió el papa argentino. Reconfortar a las víctimas También diría: "no estamos solos, tenemos una Madre, y tenemos a Jesús, nuestro hermano (...) No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos que en ese momento de catástrofe vinieron a ayudarnos, y también nosotros nos sentimos más hermanos". Teresita Raza, de 65 años de edad, pasó toda la noche en el aeropuerto para asegurarse poder ver al papa. "Es como si viera a Jesucristo", exclamó. "Su presencia reconforta a todas las víctimas de la tragedia. Aliviana su peso", añadió. La misa de Francisco estuvo dedicada a las víctimas del tifòn Hayan, que dejó más de 7.000 muertos o desaparecidos. Durante todo el recorrido realizado desde su llegada al archipiélago, centenares de miles de personas esperaron y aclamaron al papa argentino. Su estilo directo y caluroso, sus mensajes sobre las desigualdades y sobre la devoción popular, la importancía de los lazos familiares, ayudan a aumentar su enorme prestigio en el archipiélago, en el que más del 80% de sus 100 millones de habitantes son fervientes católicos.

El papa defendió el viernes el modelo tradicional de familia, llamando a los filipinos a resistir al "colonialismo ideológico" y a las "presentaciones confusas de la sexualidad y el matrimonio", un mensaje de apoyo a los obispos filipinos conservadores, que están en contra de la legalización del aborto y el matrimonio gay. "Cada amenaza contra la familia es una amenaza contra la sociedad", dijo. También demandó a las familias, en referencia al aborto, "ser santuarios de respeto por la vida, desde la concepción hasta la muerte natural". Este segundo periplo papal en Asia, tras su viaje a Corea del Sur, está destinado a animar a una región percibida por el Vaticano como una tierra de futuro para el catolicismo

 

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