La infidelidad acaso sea tan antigua como el amor, pero ya nadie duda de que adopta un antes y un después de la era tecnológica y sus delatores modernos. En los tiempos actuales, los mensajes de WhatsApp, SMS, Facebook y los DM en Twitter se han convertido, a fuerza de consumo y cambios de hábitos, en el lenguaje por excelencia de la piratería amorosa.

Proliferan incluso los sitios web para infieles. Aplicaciones para infieles, y en los juicios de divorcio, aseguran en tribunales, más del 90% del material que se presenta para probar una infidelidad corresponde a mails, chats o las redes sociales. “La aparición de la posibilidad de transgredir que nos dan las nuevas tecnologías potenció las conductas infieles”, asegura la psicóloga y sexóloga Susana Machado García, para quien las herramientas del universo virtual, y muchas veces su aparente anonimato, configuran las claves para entender la proliferación de sitios que promueven al engaño y la justificación de aplicaciones tecnológicas para intentar llevarlos a la práctica.

En el caso de las redes para infieles todo un ejemplo es el caso de Ashley Madison, un sitio creado en Canadá hace más de una década y que tiene cerca de 25 millones de miembros en 30 países. En Argentina, desembarcó no hace tanto pero ya suma más de 300 mil usuarios. “Las mujeres argentinas buscan una aventura, entretenerse, un oxígeno a su propia relación de pareja -dicen en el sitio-. En cambio los hombres buscan una aventura por falta de actividad sexual y para probar su autoestima”. “La aparición de la posibilidad de transgredir que nos dan las nuevas tecnologías potenció las conductas infieles” Para la psicóloga Mila Cahue, especialista en terapia de pareja, las nuevas tecnologías “son solo un instrumento, pero no la base en la que se asienta la relación.

Y, como sucede con todos los instrumentos, podemos utilizarlos para bien o para mal. Ahora mismo, la gran parte de las infidelidades tienen como causa las nuevas tecnologías. Casi nadie te dice: ‘encontré el ticket de un hotel en su bolsillo’, sino que se descubren con mensajes en el celular o llamadas extrañas”. En esta sintonía entra la mirada de Raúl Martínez Fazzalari, abogado experto en nuevas tecnologías, para quien “las herramientas tecnológicas nos han mejorado la vida en muchos aspectos, pero en cuestiones sentimentales y vínculos de pareja ha venido, casi por su cotidianeidad, a complicar las cosas. No se si se es más infiel que antes, pero sí que ahora hay muchas más opciones de serlo”.

Para la psicóloga Analía Torrone, en tanto, quien dice encontrarse de manera cada vez más frecuente con este tipo de situaciones en su consulta, “no hay duda” de que el engaño se potenció en la era digital. “Si las infidelidades siempre han sido una de las principales causas de rupturas -sostiene-, internet ha hecho que hoy lo sean mucho más, porque no sólo ofrece una inmediatez que antes no existía sino también una sensación de inocuidad que no siempre lo es”. Ocurre que “desde el momento en que movilizan el mismo tipo de pensamientos y emociones que cualquier otra relación, (expectativas, fantasías, complicidades, intimidad) los affaires on line suelen tener un efecto perjudicial sobre los vínculos de pareja reales y cotidianos, que justamente por ser reales y cotidianos no pueden competir en intensidad”, sostiene. “Pero además -comenta Torrone- no son tan inocuos como suele pretenderse, ya que en muchos casos esos coqueteos a distancia constituyen el punto de partida de encuentros físicos. Y de este modo la seducción que comienza en la red continúa en la realidad”.

Más de la mitad de las separaciones por infidelidad lo inician las mujeres, y en la mayoría de los casos la primera prueba es un SMS o un chat de una red social Según el relato de los abogados expertos en informática y divorcio, más de la mitad de las separaciones por infidelidad lo inician las mujeres, y en la mayoría de los casos la primera prueba es un SMS, la segunda un mail y en tercer lugar las pruebas que siguen son los chats y las redes sociales.

Quien se sentía engañado, históricamente, debía como se dijo seguir a sus parejas o revisar las prendas de vestir buscando la prueba del delito, pero ahora la mentira tiene las patas un poco más cortas y la era digital ha permitido descubrir la infidelidad con apenas un click. De acuerdo a distintos estudios diseñados por los propios sitios dedicados al tema, el perfil de los infieles que recurren a Internet como vehículo para el engaño están casados, tienen entre 28 y 55 años, son profesionales y encontraron en el mundo virtual innumerables herramientas y opciones como Facebook, Twitter o, como se dijo, páginas webs abocadas específicamente al tema como si fuera un verdadero paraíso del pirata.

El hecho de que las nuevas tecnologías de la comunicación faciliten la infidelidad, hay que decir, ha sido ampliamente analizado en el libro In bed with the Web: Internet, le nouvel adultere (En la cama con la red: Internet, el nuevo adulterio).

En él, el doctor en Psicología Loic Roche y el experto en la Red Yannick Chatelain sostienen que cada vez más personas sucumben a las relaciones virtuales, porque éstas generan una suerte de ilusión afrodisíaca. “Esa sensación de cercanía y anonimato que ofrece internet alienta a que las personas compartan con desconocidos problemas que normalmente sólo compartirían con alguien de confianza. Y eso lleva a menudo a que uno desarrolle la estimulante sensación de ser comprendido por el otro, aunque en la práctica rara vez es así”, sostienen.