Nadie puede explicarse como alguien como Axel Kicillof, que se encargó de destruir cimientos económicos que se fueron construyendo, puede seguir siendo ministro de Economía, pero mucho más difícil de explicar es como para algunos, podría ser presidente de la Nación, tal vez sea porque comparten con él ciertos pensamientos.

Kicillof, que pasó, en una carrera meteórica, de ser un profesor sumamente critico al sustentador teórico y práctico de las políticas económicas del gobierno, tal vez no sepa la cantidad de pobres porque hace más de dos años que el INDEC, organismo que depende de él, y que años atrás criticaba, no da cifras sobre la pobreza.

Tal vez desconozca las cifras porque puede que este inmiscuido en su propio mundo pseudo progre de Puerto Madero o desde una playa de Uruguay, desde donde hace alarde de sus conocimientos con la dosis de pedantería necesaria para estos casos.

Kicillof no tiene idea cuantos pobres hay en Argentina, entonces podríamos ayudarlo un poco, no porque nosotros seamos eruditos, sino porque los datos están ahí:

El INDEC midió el índice de pobreza por última vez en el primer semestre de 2013 en el que se alcanzó un mínimo de 4,7% pobres y 1,7% para la indigencia, algo de dos millones de argentinos. Algunos organismos con un poco más de credibilidad como el Banco Mundial la pobreza en Argentina es de 15%; para el CIPPES llega al 31,4% y afecta a 13 millones de argentinos. Y ahora que son tan católicos y el Papa Francisco guía el camino de Cristina Kirchner podrían escuchar a la Iglesia que dice que según el Observatorio Social de la UCA hay un 27,5% de pobres.

Pero esto no es todo, puede que el ministro esté tan ocupado en querernos distraer con su pelea con los buitres, con lo que engrupe a Cristina, para tapar el desastre económico al que está llevando al país y que parece intentar trasladarlo para el gobierno que venga, que no sepa, por ejemplo, que el empleo en negro creció al 34,3% según datos oficiales del INDEC, o que 8 millones de personas reciben algún tipo de asistencia social del Estado.

La verdad es que Kicillof si sabe cuantos pobres hay y a pesar de pregonar un pensamiento filoprogresista, en el fondo coincide con el liberalismo más ortodoxo, en cual dice que siempre un sector de cualquier pueblo tiene que pagar las consecuencias económicas, es decir, no se puede conformar a todos.

Saber cuántos pobres hay no es estigmatizarlos, es reconocer un problema y eso es lo que no quiere Kicillof, como la inflación, pero peor que estigmatizarlos es esconderlos, ocultarlos y no reconocerlos, eso es inhumano o mejor dicho, en términos que seguramente son más entendibles y están a la moda, negar la pobreza es ser gorila.

Leo Anzalone

Dirigente de Peronismo Para Todos - Universidad Para Todos

Twitter: @leoanzalone - @peronismoptodos

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