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21 de febrero de 2015

El peor cumpleaños de Cristina By Alfredo Leuco

No es mi intención buscar el autobombo. Pero me dedico al periodismo y al análisis político hace más de 30 años y muchas veces me equivoco como todos, pero muchas veces acierto, como en este caso...

Es que se podía respirar el aire de bronca e indignación que hay en la calle. Básicamente contra el autoritarismo, la mala praxis y la soberbia negadora de Cristina. Hay mucha calentura contra el gobierno y una sola chispa podía encender la explosión de masividad que ayer salió a la calle.

Solo faltaba un disparador. Alguien que convocara por algún motivo genuino para que más de medio millón de personas en toda la Argentina expresaran su oposición al gobierno en ese escenario histórico de las asambleas populares que es la plaza de Mayo y otras plazas de la patria. Y digo con todas las letras que fue una marcha fuertemente opositora a Cristina. No quiero hablar con eufemismos ni con pelos en la lengua.

Fue una marcha contra Cristina. En ese torrente de ciudadanos no había un solo voto para ella. Ni una muestra de cariño. Hacia ella iban todos los reclamos. A ella le exigían justicia por Nisman, por la AMIA, por los muertos por la inseguridad y por los de Once.

A Cristina la hacían responsable por acción o por omisión de la muerte de un fiscal y del fusilamiento verbal al que el gobierno lo sometió antes y después de muerto.

Es Cristina la que atrae con su postura altanera todas las críticas contra su corazón helado frente a la familia de Nisman. Su actitud de “Dama de hierro” incapaz de pronunciar unas pocas palabras de pésame o consuelo.

Pobre Cristina, hoy tendrá uno de los peores cumpleaños de su vida. Gran parte de los ciudadanos le hicieron ayer un regalito terrible. Un presente griego cargado de acechanzas. Es que tanto silencio era un grito desesperado contra la impunidad de los que se enriquecen en el poder de manera obscena.

Es la expresión de ese comentario cotidiano de: “Te parece que alguien va a ir preso? ¿Crees que la justicia tendrá los pantalones bien puestos como para que Cristina, Boudou, o Lázaro Báez, para nombrar los más comprometidos, tengan que rendir cuentas como cualquier hijo de vecino?

Digamos la verdad descarnada. Por supuesto que la figura de Nisman y su muerte no aclarada en un mes fue un elemento determinante para la concentración popular de ayer. Pero la totalidad de los participantes quieren un cambio de gobierno.

Están hartos de tanta prepotencia y de tantas mentiras. Eso no quiere decir que sean golpistas. Todo lo contrario.

Quieren condenar a Cristina a que cumpla con la Constitución y gobierne como mejor le parezca hasta el último día.

¿Quién puede creer que la hermana Martha Pelloni, el genio de Juan José Campanella, la doctora Sandra Arroyo Salgado o Graciela Fernández de Kirchner sean conspiradores al servicio de Magneto, la CIA o el Mossad?

Hay que ser muy fanático y muy dependiente económicamente del gobierno para creer semejante invento.

Nadie reclamó un golpe. Todos pidieron por valores absolutamente democráticos y republicanos que el gobierno fue degradando. Pidieron justicia, el fin de la impunidad, gritaban Nunca Mas como símbolo de los derechos humanos y “El pueblo unido/jamás será vencido”.

La verdad es que Cristina y su gobierno resolvieron enfrentar en una pulseada monumental a la convocatoria ciudadana y perdieron. Ensuciaron a los convocantes. Intentaron meter miedo. Apelaron a los peores insultos.

Pero, una vez más, el gobierno recibió una paliza política en las calles, un territorio habitual del peronismo. Es que ayer en la concentración, también hubo muchos peronistas disidentes y enojados con el dogmatismo de Cristina que se refugia en los más obsecuentes y sectarios.

Un oyente primero y después muchos asociaron la lluvia, los paraguas y la proximidad del histórico Cabildo con aquel 25 de mayo en el que el pueblo quería saber. Ayer también el pueblo quiso saber de qué se trata.

¿Cómo murió Nisman? ¿Quien convirtió a Stiuso en un superhombre que hizo uso y abuso de su poder por orden de Néstor Kirchner? ¿Cuál fue el verdadero motivo del tenebroso pacto con Irán?

¿Como hicieron los Kirchner para atesorar una fortuna, una cadena de hoteles con la complicidad con Lázaro Báez? ¿Sabrá el gobierno escuchar el mensaje de la multitud? ¿Sabrá el pueblo votar en octubre?

Ayer hubo un parto en la plaza. La muchedumbre alumbró algo nuevo, en cada pujo respiró la democracia y nos hizo respirar a todos.

Nadie se privó de las metáforas vinculadas a la lluvia. Que Dios estaba llorando por Argentina. Que la gente mojada potenciaba la épica. O que el agua purifica y parece bendita frente a la mugre escandalosa de la matriz corrupta del estado.

Miles y miles de argentinos confirmaron que en la calle, codo a codo, son mucho más que dos. Construyeron su camino.

Certificaron que si hay un camino, que se hace camino al andar. Y que la consigna mas cantada, por lejos, fue lo más patriótico y menos destituyente del mundo: El himno nacional.

Ese himno que nos pide romper las cadenas y colocar en el trono a la noble igualdad. Pero era especialmente emocionante escuchar a ese océano de hombres y mujeres comprometidos y en movimiento, levantar la voz en un alarido a la hora de decir:

Oíd el grito sagrado: libertad, libertad, libertad.

Editorial emitido en su programa de Radio Mitre

Fuente: Alfredo Leuco para  èste sitio

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