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25 de Abril de 2025
ACTUALIDAD
16 de abril de 2025
Podría causar interrupciones menores en GPS, comunicaciones, satélites y redes eléctricas, pero no representa riesgos directos para la población. Auroras boreales y australes en latitudes inusuales, como partes de Argentina y Europa
Una poderosa tormenta geomagnética de nivel G3 (fuerte) está afectando la Tierra desde la tarde del martes 15 de abril, tras la llegada de múltiples eyecciones de masa coronal (CME) expulsadas por el Sol el pasado 13 de abril.
El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la NOAA emitió una alerta mundial en la que advierte sobre posibles perturbaciones en sistemas tecnológicos y la oportunidad de observar auroras boreales en latitudes inusuales.
La tormenta geomagnética es una perturbación en la magnetósfera terrestre causada por eyecciones de masa coronal (CME), que son explosiones de plasma y campos magnéticos provenientes del Sol. Según el SWPC, esta tormenta alcanzó el nivel G3 en la escala de la NOAA, que va de G1 (menor) a G5 (extrema), indicando un fenómeno fuerte pero no catastrófico.
Las CME, desencadenadas por una serie de erupciones solares el domingo 13 de abril, impactaron el campo magnético terrestre, generando intensas corrientes en la magnetosfera y la ionosfera.
Una poderosa tormenta geomagnética de nivel G3 (fuerte) está afectando la Tierra desde la tarde del martes 15 de abril, tras la llegada de múltiples eyecciones de masa coronal (CME) expulsadas por el Sol el pasado 13 de abril.
El Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la NOAA emitió una alerta mundial en la que advierte sobre posibles perturbaciones en sistemas tecnológicos y la oportunidad de observar auroras boreales en latitudes inusuales.
La tormenta geomagnética es una perturbación en la magnetósfera terrestre causada por eyecciones de masa coronal (CME), que son explosiones de plasma y campos magnéticos provenientes del Sol. Según el SWPC, esta tormenta alcanzó el nivel G3 en la escala de la NOAA, que va de G1 (menor) a G5 (extrema), indicando un fenómeno fuerte pero no catastrófico.
Las CME, desencadenadas por una serie de erupciones solares el domingo 13 de abril, impactaron el campo magnético terrestre, generando intensas corrientes en la magnetosfera y la ionosfera.
El evento se originó en un período de alta actividad solar, parte del Ciclo Solar 25, que comenzó en 2019 y se espera que alcance su máximo hacia julio de 2025.
Una mancha solar, descrita como un "archipiélago" 15 veces más grande que la Tierra, produjo múltiples erupciones que liberaron CME dirigidas hacia nuestro planeta. Estas eyecciones viajaron a velocidades de hasta 4 millones de kilómetros por hora, impactando la Tierra en menos de 48 horas.
Las tormentas geomagnéticas G3 pueden generar varios efectos en la infraestructura tecnológica:
• Sistemas de navegación: el GPS puede experimentar errores temporales, afectando aplicaciones de geolocalización y operaciones aéreas o marítimas.
• Comunicaciones: las señales de radio de alta frecuencia, usadas en aviación y comunicaciones satelitales, podrían sufrir interrupciones, especialmente en latitudes altas.
• Satélites: los satélites en órbita baja enfrentan mayor resistencia atmosférica, lo que puede alterar su orientación o forzarlos a entrar en modo seguro, como ocurrió con el ICESat-2 de la NASA en una tormenta previa.
• Redes eléctricas: aunque menos probable en una tormenta G3, corrientes inducidas geomagnéticamente (GIC) podrían causar fluctuaciones de voltaje en redes de energía, como se vio en Quebec en 1989.
Sin embargo, expertos como Antonio Eff-Darwich de la Universidad de La Laguna aseguran que los efectos en tierra son generalmente "insignificantes" para la población y no hay riesgos directos para la salud humana debido a la protección del campo magnético terrestre.
En Argentina, donde se han reportado auroras australes en eventos solares previos, la tormenta podría permitir avistamientos en regiones del sur, como la Patagonia, si las condiciones lumínicas son favorables.
En América Latina, los efectos tecnológicos son similares a los globales, con posibles interrupciones menores en telecomunicaciones y navegación.
En 2023, un evento solar causó un apagón masivo en varios países de la región, pero la tormenta actual, al ser G3, es menos severa. Las autoridades no han reportado alertas específicas para la región, pero se recomienda a los operadores de sistemas críticos estar atentos.
Uno de los efectos más espectaculares de la tormenta es la posibilidad de observar auroras boreales y australes en latitudes más bajas de lo habitual.
En el hemisferio norte, se espera que sean visibles en estados del norte de EE.UU., partes del Medio Oeste y hasta Oregón, así como en regiones de Europa.
En el hemisferio sur, países como Argentina, Chile y Australia podrían disfrutar de auroras australes.
En mayo de 2024, una tormenta G5 permitió ver auroras en México y España, un fenómeno raro que esta tormenta G3 podría replicar en menor escala.
Aunque significativa, la tormenta G3 es menos intensa que la G5 de mayo de 2024, considerada la más fuerte en dos décadas, o el histórico Evento Carrington de 1859, que destruyó redes telegráficas.
En 1989, una tormenta similar a la actual causó un apagón masivo en Quebec. La NOAA y la NASA han mejorado los sistemas de monitoreo, permitiendo alertas tempranas que mitigan impactos.
La tormenta actual no se espera que cause interrupciones prolongadas, pero su intensidad final dependerá de las condiciones del viento solar.
La NOAA ha notificado a operadores de redes eléctricas, satélites y agencias como la FEMA para que tomen precauciones, como ajustar operaciones o apagar sistemas sensibles.
La NASA, que monitorea el Sol con el Observatorio de Dinámica Solar, ha preparado misiones como la Constelación de Dinámica Geoespacial para estudiar estos eventos.
En Argentina, el Instituto Geográfico Nacional y otras instituciones regionales realizan seguimientos para emitir alertas locales si fuera necesario.
El SWPC indica que las condiciones de tormenta podrían persistir hasta el 17 de abril, dependiendo de nuevas CME o fluctuaciones en el viento solar.
Los científicos advierten que, con el Sol acercándose a su máximo solar en 2025, eventos como este serán más frecuentes. Héctor Socas-Navarro, del Instituto de Astrofísica de Canarias, señala que, aunque impredecibles, estas tormentas no deberían causar "consecuencias serias" en la mayoría de los casos, pero requieren vigilancia constante.